Algún día usted se presentará ante Dios
Apreciado Amigo:
Algún día usted y yo tendremos que presentarnos delante de Dios. ¿Puede imaginarse algo más serio? Será imposible evadir nuestra cita con Dios. Dios nos ha advertido: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
¡Cuán horrible sera este día para las personas que han rechazado al Señor Jesucristo! “¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3).
Por favor anote cuidadosamente como usted se puede preparar para su encuentro con Dios.
De esta manera Dios ve a la raza humana: “Como está escrito, no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). ¡Ninguno! “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
Como nadie busca al médico hasta que se da cuenta de su condición enferma así tampoco nadie busca al Salvador hasta que ve su condición pecaminosa. ¿Está dispuesto a reconocer delante de Dios que usted es un pecador?
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?” (1 Corintios 6:9). “Los malos serán trasladados al infierno, todas las gentes que se olvidan de Dios” (Salmos 9:17).
De ninguna manera usted puede entrar en el cielo hasta que sus pecados sean perdonados.
“Porque ignorando a la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3).
Amigo, la membresía en una iglesia, el bautismo, la communion, el dar limosnas o el intento de vivir una vida moral no pueden hacernos justos ante los ojos de Dios.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18).
¡Tan grande es el amor de Dios para con nosotros! Dios permitió que Su propio Hijo fuera crucificado sobre una cruz tan cruel para que así nosotros pudiéramos ser justos y perdonados.
“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree….que si confesares con to boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo…porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, sera salvo” (Romanos 10:4, 9, 13).
¡Usted no debe dejar que su alma se pierda por toda la eternidad! No pase otro Segundo apartado de Jesucristo.
Él le amó suficientemente para morir en su lugar. Él está tocando la puerta de su corazón en este momento y le pide permiso para entrar en su vida. Note nuevamente Su maravillosa promesa: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, sera salvo.”
¿Está dispuesto a dejar de confiar en sus propios méritos y recibir a Jesucristo como su único y suficiente Salvador?
Lea la siguiente oración varias veces. Luego, con toda sinceridad, incline la cabeza y clame al Señor, pidiéndole que le perdone y que le salve.
“Señor mío, yo confieso que soy un pecador culpable y que necesito ser salvo. Yo creo que el Señor Jesucristo murió en la cruz para pagar por mis pecados. Por favor, perdóname mis pecados. Ven a mi corazón y salva mi alma. Ahora mismo recibo a Jesús como mi propio Salvador personal. Amén.”
Si hoy usted ha recibido al Señor Jesús como su Salvador personal, quisiéramos gozarnos con usted. Por favor, mande su nombre y dirección a la dirección escrito en el cuadro. Esperamos su respuesta.
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